"El presente y el futuro de la OTAN"

Discurso del Secretario General, Javier Solana<br />en la Academia Militar de Zaragoza

  • 02 Jun. 1997 - 01 January 0001
  • |
  • Last updated 05-Nov-2008 05:35

Europa se encuentra en un período de formación similar al de los años en que se model' la Comunidad Atlántica, a finales de los 40 y comienzos de los 50. Se dan señales muy alentadoras de que la Europa del siglo XXI puede convertirse en un lugar más seguro y más estable de lo que ha sido a lo largo de este siglo. La OTAN forma parte de las instituciones clave en Europa, listas para desempeñar un destacado papel para lograr ese objetivo.

En un momento de la historia como el actual, se nos ofrece una oportunidad poco común de influir verdaderamente en la configuración de la seguridad europea y en la orientaci'n que vaya a tomar en los próximos años. Mi opini'n es que en 1997 ha llegado ese momento. Dentro de un mes, la OTAN celebrará su Cumbre en Madrid, en la que se tomarán una serie de decisiones que reafirmen el papel de la nueva y renovada Alianza.

Para los aliados en su conjunto, Madrid constituye una oportunidad de dejar su huella en la seguridad de toda Europa. Para cada uno de ellos, individualmente, la Cumbre será la ocasi'n de ejercer una influencia directa sobre las cuestiones clave y recoger los frutos de una participación plena y activa en la seguridad colectiva de la Alianza y sus nuevas misiones. En el nuevo entorno de seguridad, la paz, la estabilidad y la prosperidad no pueden ser regidas por Estados nacionales aislados, que actúen cada uno por su lado. La gestión de la seguridad es un trabajo de equipo. S'lo un enfoque colectivo nos permitirá hacer frente al conjunto de desafíos políticos y militares del futuro.

El éxito de nuestra acci'n en Bosnia, que consigui' acabar con la guerra, es buena prueba de la eficacia de un enfoque colectivo. Los esfuerzos internacionales sin precedentes -- realizados tanto por las naciones como por las organizaciones-- para garantizar una paz duradera en esa regi'n han resultado a la vez impresionantes y alentadores. ¿Quién hubiera podido imaginar que fuera posible reunir, en una operacin conjunta encabezada por la OTAN, a tropas de tantos países de Europa Central, del Norte de Africa e incluso de Asia?. Esta experiencia nos ha demostrado la importancia de disponer de los tres elementos esenciales para el mantenimiento de la paz y la gestión de crisis : los medios para actuar con resolución y eficacia, la voluntad política de hacerlo, y la capacidad para emprender acciones comunes con otros países y otras organizaciones involucradas en la seguridad europea.

La lecci'n primordial que se desprende del conflicto en Bosnia es, quizá, que el compromiso activo de los aliados norteamericanos en las cuestiones de la seguridad europea siguen determinando de forma crucial el éxito o el fracaso. Indudablemente, la operación en Bosnia es una prueba tangible del valor del vínculo transatlántico y de la OTAN. El desacuerdo entre Europa y Norteamérica siempre ha impedido cualquier avance. Una vez que nos pusimos de acuerdo, ha sido posible progresar. Ello demuestra que la OTAN constituye un extraordinario instrumento para la gesti'n de crisis, y que puede ejercer una influencia crucial en la seguridad y la estabilidad europea.

Bosnia no es el único ejemplo de lo que se puede lograr combinando claros objetivos políticos con la solidaridad aliada. Otro es el acuerdo alcanzado con Rusia sobre el Acta Fundacional OTAN-Rusia, que sella una estrecha y permanente asociaci'n de trabajo entre nosotros, acabando así con la idea de que la OTAN y Rusia se encuentran encerradas para siempre en una postura de adversarios. Pero aún más que todo esto, el Acta Fundacional supone un beneficio estratégico para todo el continente europeo.

Durante muchos años, los pesimistas han argumentado que un acuerdo de este tipo no tenía ninguna utilidad y que incluso era imposible de lograr. Daban por sentado que mientras la Alianza continuara su proceso de ampliación, las relaciones entre la OTAN y Rusia seguirían planteando problemas. Su idea era que, de alguna manera, debiamos "elegir" entre la ampliación de la OTAN y Rusia.

Al firmar el Acta Fundacional, tanto la OTAN como Rusia han demostrado que esa forma de pensar ya no tiene sentido en el entorno de seguridad actual. Está claro que la nueva asociación OTAN-Rusia no debe partir de cero. Desde hace casi tres años, la OTAN y Rusia han mantenido las llamadas reuniones a "16+1" para tratar cuestiones relacionadas con la seguridad. En Bosnia, nuestras fuerzas están llevando a cabo un trabajo conjunto encaminado a crear las condiciones que permitan reconstruir con éxito esa región destrozada por la guerra. Sin embargo, la elaboraci'n del documento no ha sido fácil. La OTAN ha tenido que encontrar la forma de superar la idea que, durante décadas, los rusos han tenido de la Alianza , sin afectar nuestra capacidad para asumir nuestras propias responsabilidades o nuestras funciones.

Las negociaciones han costado tiempo --cuatro meses-- y persistencia. He contado con el apoyo de un intenso proceso de consultas y coordinaci'n entre los aliados, que respondieron de forma pronta y creativa en las sucesivas fases de la negociación. En último término, el hecho de que los rusos supieran valorar la nueva y verdadera oportunidad que les brindaba un compromiso con la OTAN es lo que ha llevado a la conclusi'n definitiva de un acuerdo. Entendieron que la OTAN no planteaba amenaza alguna para ellos, sino que podíamos ofrecerles una apertura hist'rica que le permitiría definir positivamente su papel en Europa.

A pesar de las dificultades, desde las primeras discusiones he confiado en que Rusia se diera cuenta de que una estrecha cooperación con las estructuras europeas y atlánticas beneficiaría a sus intereses. Rusia es miembro de la OSCE y del Consejo de Europa. Ya mantiene estrechos lazos con la Unión Europea y el G-7. Guardar las distancias con la OTAN hubiera sido contrario a la l'gica de una nueva Rusia democrática, plenamente comprometida con la nueva Europa.

Lo significativo del Acta es que va más allá de las declaraciones formales de intenciones, al establecer unos mecanismos y unos procedimientos concretos para las consultas, la cooperaci'n y la coordinaci'n. Estos mecanismos son verdaderamente innovadores. Hemos creado un nuevo foro : el Consejo Conjunto Permanente OTAN-Rusia ("Permanent Joint Council" - PJC) que se reunirá con una periodicidad mensual o en otras ocasiones, previo acuerdo.

Las consultas abarcarán una amplia gama de cuestiones relacionadas con la política o la seguridad. Sobre la base de dichas consultas, el PJC elaborará iniciativas conjuntas, acordadas por la OTAN y Rusia, para hablar o actuar en paralelo. Una vez alcanzado el consenso, tomará decisiones conjuntas, cuando proceda, y emprenderá acciones conjuntas caso por caso, incluyendo operaciones de mantenimiento de la paz bajo la autoridad del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o bajo la responsabilidad de la OSCE.

El Acta Fundacional también detalla las áeras de consulta y, en su caso, de cooperaci'n entre la OTAN y Rusia, incluyendo la prevención y la resoluci'n de conflictos, el mantenimiento de la paz, la prevenci'n de la proliferaci'n de armas de destrucci'n masiva y el intercambio de informaci'n sobre las políticas de seguridad y defensa y sobre las fuerzas. La conversi'n de las industrias de defensa, las cuestiones medioambientales relacionadas con la defensa y la preparaci'n de los planes civiles de emergencia son otras de las áreas contenpladas en este documento.

El Acta deja claro que ni la OTAN ni la ampliaci'n plantean amenaza alguna para Rusia. Los aliados de la OTAN han declarado que no tienen intenci'n, ni tampoco planes o motivos, para desplegar armas nucleares en el territorio de los nuevos miembros. Tampoco tienen razones para modificar cualquier aspecto de la postura nuclear de la OTAN o su política nuclear, ni preven necesidades futuras para ello. La OTAN igualmente reitera su postura de que en el actual y previsible entorno de seguridad, la Alianza preve llevar a cabo su defensa colectiva y demás misiones garantizando la necesaria interoperabilidad, integración y capacidad de refuerzo , más que mediante un estacionamiento permanente adicional de sustanciales fuerzas de combate. En consecuencia, la Alianza deberá contar con una infraestructura adecuada que permita el refuerzo cuando éste sea necesario.

Existe también el compromiso común de adaptar el Tratado de Armas Convencionales (FACE) con objeto de adecuarlo al cambiante entorno de seguridad. La OTAN y Rusia ya han sometido una propuesta detallada en las negociaciones sobre la adaptaci'n de dicho tratado que se están llevando a cabo en Viena. Nuestro enfoque se centra en una nueva reducci'n del equipo principal de combate autorizado por el Tratado FACE. Dicho de otro modo, uno de los primeros logros de nuestra cooperaci'n consistirá en reducir aún más las cantidades de equipamiento convencional autorizadas en Europa.

También se contempla el establecimiento de una representaci'n permanente diplomática y militar de Rusia en la OTAN. Oficiales de enlace militares rusos de alto rango serán nombrados en niveles adecuados de la etructura militar de la OTAN, con arreglos recíprocos para el nombramiento de oficiales de enlace de la OTAN en Rusia. Me alegro de antemano de que Rusia tenga una representaci'n permanente en la OTAN que le permita comprobar por sí misma lo que es realmente la Alianza Atlántica. El sentido profundo de la asociaci'n saldrá a la luz cuando los equipos de la OTAN y de Rusia empiecen a trabajar juntos en estrecha colaboraci'n. Tal planteamiento no deja lugar para los viejos malentendidos. El éxito de nuestra cooperaci'n en Bosnia es un modelo a seguir.

¿Existe el riesgo, como sugieren algunos, de que la OTAN vea afectada su capacidad para actuar por sí misma? Rotundamente, no. La OTAN y Rusia han acordado que nada en el documento permite reducir, o incluso impedir, la capacidad de toma de decisiones de cada una de las partes. Ni la OTAN ni Rusia podrán ejercer, de ninguna manera, derecho de veto sobre las acciones emprendidas por el otro. Las disposiciones del Acta Fundacional OTAN-Rusia tampoco podrán ser utilizadas para poner a los demás países en situaci'n de desventaja.

El Acta Fundacional OTAN-Rusia no subordina la OTAN a cualquier otra organizaci'n, y en ningún caso menoscabará la eficacia política o militar de la Alianza, incluyendo su capacidad para hacer frente a su compromiso de seguridad respecto a sus miembros, actuales y futuros. La OTAN y Rusia abordarán juntas un amplio espectro de tareas en el Consejo Conjunto Permanente. Sin embargo, éste permanecerá claramente separado del Consejo del Atlántico Norte, que representa el 'rgano de toma de decisiones propio de la OTAN.

De todo lo que antecede, se desprende claramente que el Acta Fundacional ni constituye una manera de "compensar" a Rusia por la ampliaci'n de la OTAN, ni tampoco una forma de alterar la eficacia de la Alianza. El documento no alterará el programa de la OTAN para la admisi'n de nuevos miembros, ni el estatuto de seguridad de los futuros nuevos miembros.

Claro está que una asociaci'n estable y duradera entre la OTAN y Rusia no tomará forma con s'lo firmar un documento, por muy detallado y prometedor que sea. La asociaci'n irá progresando mediante una utilizaci'n 'ptima de los nuevos mecanismos que nos brinda el Acta Fundacional. Podemos estar convencidos de que, hasta la fecha, vamos por buen camino.

Tanto Bosnia como la nueva relaci'n entre la OTAN y Rusia han puesto de manifiesto que la continua transformaci'n de la OTAN ha tomado el rumbo adecuado, aunque aún nos queda camino por recorrer.

De ahí la impotancia crucial que reviste la Cumbre de la OTAN, que se celebrará en Madrid en julio pr'ximo. Propiciará las decisiones y la orientaci'n para llevar este proceso a l'gica conclusi'n.

Una breve mirada a la agenda nos confirmará que nos hemos fijado objetivos muy ambiciosos :

Primero, invitaremos a uno o más países a iniciar las negociaciones de adhesi'n a la Alianza. Nuestro objetivo es darles la bienvenida en 1999, cuando la OTAN cumpla el 50 aniversario de su creaci'n.

Segundo, desarrollaremos una Asociaci'n para la Paz (APP) reforzada, dentro de un nuevo marco cooperativo denominado "Consejo de Asociaci'n Euroatlántico" (CAE).

Tercero, nos propondremos alcanzar un acuerdo con Ucrania, sobre una relaci'n diferenciada y eficaz.

Cuarto, intensificaremos nuestro diálogo mediterráneo.

Quinto, esperamos alcanzar un acuerdo sobre los principales elementos de una nueva estructura militar.

En su conjunto, estas decisiones reflejarán los cambios fundamentales experimentados por la OTAN y sus objetivos. Por ello, la Cumbre de Madrid será de crucial importancia ya que dará paso a la edificaci'n de una nueva arquitectura europea de seguridad y defensa.

Primero, la apertura de la OTAN a nuevos miembros. El objetivo es darles la bienvenida en 1999, cuando la OTAN celebre su 50 aniversario, una vez concluídas con éxito las negociaciones de adhesi'n y tras la ulterior ratificaci'n por nuestros 16 parlamentos nacionales.

La perspectiva de una OTAN ampliada ha originado un intenso debate en la prensa. A pesar de las opiniones muy diversas de las que se hicieron, y se hacen, eco los medios de comunicaci'n, estoy convencido de que hemos tomado la direcci'n adecuada. Sea cual sea el ángulo por el que se examine esta cuesti'n, la conclusi'n es la misma. La OTAN ha sido siempre una organizaci'n abierta y deberá admitir a nuevos miembros. Y lo hará. Los países de Europa central y oriental han presentado argumentos de peso para reincorporarse a una Europa de la que habían sido separados artificialmente. Desean ingresar en la Alianza y en otras instituciones; desean formar parte de la OTAN por las mismas razones por las que sus miembros no quieren abandonarla. Están haciendo cuanto está a su alcance para prepararse.

De hecho, la OTAN se ha ampliado varias veces a lo largo de su historia, incorporando a Turquía y Grecia en 1952, a Alemania occidental en 1955, a España en 1982. Y en 1990, con la reunificaci'n de Alemania, la antigua Alemania del Este también pas' a beneficiarse de la protecci'n de la Alianza. En cada una de estas etapas surgieron dificultades y se abri' el debate sobre la ampliaci'n de la OTAN. Sin embargo, ahora podemos comprobar claramente que cada una de ellas ha redundado en beneficio del desarrollo de la seguridad europea en general, adquiriendo la Alianza más cohesi'n y peso estratégico para modelar nuestro entorno de seguridad en consonancia con nuestros valores básicos. Desde la perspectiva actual, resultaría imposible imaginar que en europa se hubiera podido experimentar una evoluci'n tan dinámica si la OTAN se hubiera visto confinada a su configuraci'n original de 1949.

El compromiso de la OTAN de admitir a nuevos miembros ya está teniendo un efecto positivo. Ante el incentivo que supone reintegrarse en Occidente, muchos países han emprendido reformas democráticas y solventado viejas disputas bilaterales con sus vecinos. Hungría, Rumanía, Eslovaquia, Polonia, Ucrania, los Estados bálticos y varios más han concluído, o están a punto de hacerlo, acuerdos encaminados a superar sus diferencias. Ello ha sido posible porque la Alianza, en el momento portuno, se mostr' dispuesta a acoger a nuevos miembros.

La apertura de la OTAN a nuevos miembros es una obligaci'n moral y a la vez deliberadamente asumida que tenemos hacia los nuevos candidatos. Desean formar parte de nuestra comunidad única, porque comparten nuestros valores, porque el sentido de pertenencia es positivo tanto para ellos como para toda Europa y porque no existe ninguna ley natural que limite para siempre la comunidad atlántica de democracias a sus actuales dieciséis aliados. Los nuevos miembros de la Alianza incrementarán la estabilidad del continente europeo. Renunciar a la ampliaci'n equivaldría a optar por una actitud de "no hacer y no conseguir nada", opci'n que la OTAN ha rechazado hace tiempo ya.

Pero para garantizar la seguridad y la estabilidad de toda Europa, también deberemos tener debida cuenta de las necesidades de aquellos países que no ingresarán en la Alianza o que lo harán más adelante. Ello obligará no s'lo a dejar la puerta abierta para futuros miembros, sino también a fortalecer la Asociaci'n para la Paz (APP), la iniciativa clave que demuestra el compromiso de la OTAN con una seguridad amplia para toda Europa.

En la Cumbre de Madrid de julio pr'ximo lanzaremos un esquema reforzado de APP que ampliará considerablemente el ámbito de participaci'n de los socios. Los ejercicios militares abarcarán todo el espectro de las posibles intervenciones en caso de crisis. Los socios estarán involucrados en la planificaci'n y la preparaci'n de operaciones de contingencia , sacando así partido de nuestra experiencia común en Bosnia.

También se perfilarán posibilidades para intensificar las consultas y el diálogo político. Ya disponemos del Consejo de Cooperaci'n del Atlántico Norte (CCAN) que en cinco años de existencia ha resultado ser todo un éxito en la transmisi'n a nuestros socios del hábito de las consultas y la cooperaci'n, algo que los aliados damos por sentado desde hace tiempo. Pero queremos ir aún más allá. El siguiente paso se dará en el marco del Consejo de Asociaci'n Euroaltántico (CAE), creado la semana pasada en nuestra reuni'n de Ministros de Asuntos Exteriores que tuvo lugar en Portugal. El CAE constituye un marco político único para todas nuestras actividades de cooperaci'n y el foro en el que aliados y socios podemos reunirnos para determinar nuestra cooperaci'n futura.

Las propuestas que se están examinando actualmente para intensificar la APP tienen un amplio alcance. Incluyen, por ejemplo, incrementar las posibilidades de consultas políticas entre los socios y la OTAN. Estamos estudiando la forma de extender la gama de operaciones de la APP para adecuarlas a las nuevas misiones de la OTAN de gesti'n de crisis y de operaciones de apoyo a la paz, y deseamos potenciar una mayor cooperaci'n regional entre los socios. Además, también deseamos ofrecer a los socios la posibilidad de establecer misiones diplomáticas ante la OTAN.

Nuestro objetivo es integrar los mejores elementos del proceso de consultas políticas del CCAN y de la cooperaci'n militar en un s'lo foro de APP. En el futuro, el CAE tendrá pues que asumir un papel clave en la planificaci'n, la elaboraci'n y la ejecuci'n de operaciones de la Asociaci'n para la Paz. Al crear el CAE, en estrecha coordinaci'n con los socios, la Alianza responde una vez más de forma innovadora a las nuevas realidades políticas, los nuevos requerimientos operativos y las crecientes necesidades de los socios.

Una relaci'n diferenciada con Ucrania

La emergencia de nuevos estados democráticos es una característica del nuevo orden de seguridad. Su capacidad para sobrevivir y prosperar como Estados independientes supone un reto tanto para las instituciones como para las naciones mismas. En este sentido, Ucrania ocupa un lugar crucial en Europa. Una Ucrania independiente, estable y democrática constituye un elemento de importancia estratégica para la evoluci'n de toda Europa.
Ucrania y la OTAN ya mantienen estrechas e intensas relaciones. En el marco de la Asociaci'n para la Paz, nuestro Cuartel General de Mons ya cuenta con oficiales ucranianos. Las tropas de Bélgica y Ucrania se reúnen regularmente y llevan a cabo entrenamientos conjuntos con la OTAN. Esta colaboraci'n ha permitido que nuestros militares aprendan a conocerse y a respetarse. En Bosnia, trabajan codo con codo en una operaci'n multinacional, llevando la paz a un lugar que estaba en guerra apenas dos años atrás.

A principios del mes de mayo, la OTAN ha inaugurado un nuevo Centro de Informaci'n y Documentaci'n en Kiev, el primero de esta naturaleza en un país socio. El objetivo de este centro es proporcionar informaci'n sobre los asuntos de la OTAN. Dada la fuerte demanda que existe en ucrania para disponer de informaci'n sobre la Alianza, es esencial que la OTAN adquiera una transparencia total y que pueda ser comprendida completamente por los ucranianos.

Simultáneamente, estamos elaborando un documento que consagre una relaci'n diferenciada y eficaz entre la OTAN y Ucrania para reforzar su contribuci'n en garantizar la estabilidad de Europa. Estamos trabajando con las autoridades ucranianas con vistas a formalizar esta nueva relaci'n de seguridad para la Cumbre de Madrid.

La intensificaci'n del diálogo mediterráneo

La seguridad de Europa está estrechamente vinculada con la seguridad y la estabilidad en el Mediterráneo. A su vez, la dimensi'n mediterránea es uno de los varios componentes de la arquitectura europea de seguridad. De ahí que la Alianza venga desplegando grandes esfuerzos para forjar lazos más estrechos mediante la iniciativa mediterránea. Su pr'posito es disipar algunos recelos y percepciones err'neas que existen a ambas orillas del Mediterráneo.

No cabe duda de que los problemas del Mediterráneo son específicos y que no podemos trasladar a esta regi'n el enfoque que hemos dado a la Europa oriental. También somos conscientes de que nuestro diálogo mediterráneo s'lo puede servir de complemento a otros esfuerzos internacionales, como los que llevan a cabo la Uni'n Europea, la OSCE y la UEO. Sin embargo, nuestro diálogo con países mediterráneos no pertenecientes a la OTAN demuestra nuestro convencimiento de que es posible crear unas buenas, fuertes y amistosas relaciones en todo el Mediterráneo, al igual que hemos hecho en toda Europa. Espero que la Cumbre de Madrid nos brinde la oportunidad de adelantar nuestra reflexi'n sobre la posici'n de la Alianza respecto a la seguridad del Mediterráneo y la forma de dotar a nuestro diálogo de un carácter más institucionalizado.

Desde su lanzamiento, hemos venido reforzando continuamente el diálogo mediterráneo. La semana pasada, los Ministros, en su reuni'n de Sintra, dieron otro paso al ofrecer a los seis países mediterráneos concernidos, cursos sobre control de armamentos en la Escuela de la OTAN de oberammergau, así como otras actividades en el Colegio de Defensa de la OTAN. La OTAN sigue examinando otras posibilidades en el ámbito de las actividades militares que obren a favor de la transparencia.

Los Ministros también recomendaron que la Cumbre de Madrid creara un nuevo comité sobre el Mediterráneo que asuma la responsabilidad global del diálogo y permita celebrar reuniones políticas a 16+1 con los socios del Mediterráneo. De esta forma, cada uno de los socios mediterráneos se reunirá con los aliados en un marco formal. Ello dará más peso y visibilidad al diálogo en el seno de la Alianza. Después de Madrid, la OTAN adquerirá una dimensi'n mediterránea con claras perspectivas en su seno.

Un papel europeo más fuerte en la Alianza

Si Europa quiere convertirse en un actor estratégico, debe abordar la cuesti'n de la defensa. Después de todo, ésta es la idea que anim' a todos los miembros de la UE al elaborar el Tratado de Maastricht. Pero este tema debe enfocarse no s'lo con vistas a garantizar una Europa más fuerte, sino también para asegurar el continuo compromiso norteamericano con la seguridad europea.

S'lo una Europa más fuerte puede constituir un socio estratégico de EE.UU. A la hora de afrontar los retos que plantea la seguridad en su conjunto. Durante demasiado tiempo, sin embargo, el debate sobre una Identidad Europea de Seguridad y Defensa (IESD) se ha complicado con otro, falso : una defensa europea contra una defensa atlantista.

Este debate estéril no se adecua a las realidades que debemos afrontar. ¿Cuáles son esas realidades? En pocas palabras, tenemos, por un lado, una Uni'n Europea que intenta --como demuestra la reciente Conferencia Intergubernamental-- elaborar una Política Exterior y de Seguridad Común y, por otro, a EE.UU., más consciente del precio del internacionalismo. El resultado es que las cuestiones de seguridad no pueden dejarse únicamente en manos de los americanos y suprimirse de las agendas de los europeos. Además, en el futuro, EE.UU. podrá no querer seguir encabezando las crisis europeas, aún cuando esté dispuesto a prestar apoyo militar a sus aliados para su resoluci'n. Seamos más tajantes : la antigua divisi'n de tareas según la cual la OTAN se dedicaba a la seguridad de Europa mientras las instituciones europeas se centraban en la integraci'n econ'mica ya no refleja la realidad transatlántica.

Esta es la raz'n por la que hemos desarrollado los medios para que los aliados europeos puedan recurrir al apoyo de la OTAN en operaciones encabezadas por la UEO. Si somos capaces de dotarnos en el futuro de una capacidad operativa europea de este tipo, separable pero no separada, debe ser posible, si así lo decide el Consejo del Atlántico Norte, que un componente europeo de una estructura militar más extensa actúe en una crisis. Como consecuencia de estos cambios, la nueva OTAN estará más en línea con las realidades políticas, econ'micas y militares del final de los años 90, e incluso del siglo XXI.

La adaptaci'n interna

Todas estas decisiones e iniciativas tendrán amplias repercusiones en el funcionamiento de la OTAN y también en su organizaci'n. No tiene sentido cumplir nuevas misiones con viejas estructuras. La adaptaci'n interna de la OTAN es pues la condici'n primera para alcanzar sus objetivos más amplios. La OTAN debe reflejar la dimensi'n europea en su seno. Es más, debe dotarse de una nueva estructura militar, capacitada para cumplir no s'lo las misiones de defensa colectiva previstas en el Artículo 5 del Tratado de Washington, sino también sus nuevas misiones de mantenimiento de la paz y gesti'n de crisis. La operaci'n llevada a cabo en Bosnia ha puesto de manifiesto nuestra necesidad de una estructura de mando militar más flexible, más m'vil y que ofrezca más posibilidades de involucrar a los países socios en operaciones conjuntas.

Pongámoslo más claro. Las nuevas misiones de la OTAN obligarán a mejorar su eficacia y su rendimiento. Ello requiere una reducci'n significativa en el número y los niveles ya existentes de los cuarteles generales de la OTAN. Aunque aún no existe un acuerdo global sobre la nueva estructura militar, ya hemos alcanzado consenso sobre muchos de sus elementos.

Hasta la fecha, los países miembros han acordado reorganizar la actual estructura de mando en 3 niveles, Estratégico, Regional y Subregional, en lugar de los 4 existentes. La actual estructura cuenta con 65 cuarteles generales. La estructura resultante contará con menos de 25, lo que representa una reducci'n de 60%.

También se ha alcanzado consenso para mantener dos mandos estratégicos, uno para Europa y otro para el Atlántico, ambos encabezados por un oficial norteamericano. En Europa, habrá dos mandos regionales, uno en el Norte y el otro en el Sur. Igualmente existe acuerdo de los aliados sobre la creaci'n de uno nuevo cargo, el de Mando Estratégico Adjunto para Europa, que asumirá responsabilidades específicas para desarrollar el potencial militar europeo en el seno de la Alianza, tanto en el Norte como en el Sur.

No ha habido consenso en cambio acerca del sistema de cuartel general para el nivel más bajo, es decir el tercer nivel de mando en Europa, incluyendo la cuesti'n del número de cuarteles generales con los que hemos de contar en el Sur. Existe sin embargo una metodología clara y progresiva. El Comité Militar emprendi' la organizaci'n de la nueva estructura por su nivel más alto, y va allanando las dificultades nivel por nivel. Los problemas se van tratando y solventando a medida que van surgiendo. Confío en que podamos alcanzar un acuerdo sobre los principales elementos de la nueva estructura para la Cumbre de Madrid.

Sean cuales sean los detalles, la nueva estrutura será más eficaz y capacitada para las misiones dirigidas por Europa. Requerirá menos hombres y su funcionamiento conllevará menos gastos. Desde 1990, los gastos de defensa de los países de la OTAN han experimentado una reducci'n de 22% en términos reales. La OTAN, como organizaci'n, también debe hacer frente a su parte de reducciones. Los miembros de la OTAN cuentan con la eficacia de la nueva estructura, y estoy convencido de que podemos brindársela.

Nuestra finalidad es conseguir que en la Cumbre se ultimen los detalles de una estructura de mando reformada, más flexible, con cuarteles generales capacitados para asumir el mando de Fuerzas Operativas Combinadas Conjuntas (FOCC) como instrumento militar principal para llevar a cabo las nuevas tareas de gesti'n de crisis y mantenimiento de la paz.

La flexibilidad inherente al concepto de las FOCC también hará posible la participaci'n de socios no pertenecientes a la OTAN en operaciones conducidas por la OTAN --como ha sucedido en las operaciones multinacionales "Empresa Conjunta" (Joint Endeavour) y "Guardia Conjunta" (Joint Guard) desarrolladas en Bosnia. Estamos avanzando en la puesta en marcha de cuarteles generales de las FOCC en los dos mandos supremos de la OTAN : SACEUR y SACLANT, y en los pr'ximos meses vamos a poner a prueba y determinar las necesidades operativas de estos cuarteles generales.

La estructura de mandos reformada y las FOCC redundarán en un beneficio aún mayor para la Alianza, al permitirnos responder a la decisi'n de nuestros aliados europeos de elaborar una Identidad Europea de Seguridad y Defensa (IESD). Estos aliados también aspiran a tener un mayor papel en el ámbito de la defensa y en el militar, en especial en el campo de la gesti'n de crisis y del mantenimiento de la paz, es decir el tipo de operaciones contempladas en la llamada Declaraci'n de Petersberg de la UEO, de 1992.

La Alianza ha acordado prestar su apoyo a la IESD preparándose para apoyar operaciones dirigidas por la UEO. Dicha preparaci'n conlleva, entre otras cosas, la identificaci'n de los medios y las capacidades de la Alianza susceptibles de ser utilizados por la UEO, una vez decidido por el Consejo del Atlántico Norte; la organizaci'n de un mando europeo para la planificaci'n y la conducci'n de operaciones encabezadas por la UEO; y la adecuada planificaci'n militar y de ejercicios. Esperamos que la Cumbre de Madrid de su visto bueno a estas medidas.

Los cambios que acabo de exponer tendrán amplias repercusiones para la Alianza. No cabe duda que la Cumbre de Madrid modificará profundamente la forma de trabajar de la OTAN. Podemos esperar una intensificaci'n de las consultas y de los contactos con los socios, tanto en el ámbito político como en el militar. El sistema, en su conjunto, resultará más abierto y transparente para nuestros socios. Sin embargo, la Alianza conservará la capacidad de actuar por sí misma, bien sea para responder a situaciones contenpladas en el Artículo 5 en defensa de los aliados, o para llevar a cabo las nuevas misiones de gesti'n de crisis y mantenimiento de la paz. Para ser breves, no se hará nada que debilite dicha capacidad.

Esto me lleva al tema con el que empecé : la necesidad del trabajo conjunto y de la solidaridad aliada. La Alianza ha sido capaz de integrar en su seno una transformaci'n de tal envergadura porque nuestra visi'n estratégica y nuestro objetivo de lograr una Europa unida y democrática permanecen intactos. La unidad de los aliados ha sido lo que ha impulsado la OTAN a cambiar tan radical y rápidamente, sin sufrir una crisis interna de indentidad o la falta de objetivo estratégico que muchos habían predecido con el colapso de la Uni'n Soviética. La cohesi'n de la Alianza es resultado del convencimiento de todos los aliados de que juntos, y a través de la OTAN, pueden desempeñar un papel clave en la construcci'n de una Europa estable y más segura para el siglo XXI.

Desde su ingreso en la Alianza, España ha venido realizando una contribuci'n s'lida y fiable a la defensa colectiva. Poniendo a disposici'n de la Alianza fuerzas inmediatas, de reacci'n rápida, de defensa principal y de aumento, en tareas tales como la protecci'n del territorio y el espacio aéreo español, participaci'n en operaciones navales y aéreas en el Atlántico oriental, el Mediterráneo occidental y el estrecho de Gibraltar, España se ha demostrado a sí misma que debe tener, tiene y tendrá su peso en la construcci'n de la nueva arquitectura de seguridad. De igual importancia ha sido la considerable contribuci'n de España a la coalici'n internacional para la paz actualmente desplegada en Bosnia y herzegovina.

Para cada uno de los aliados, individualmente, la cumbre será la ocasi'n de ejercer una influencia directa y recoger los frutos de un participaci'n plena y activa en la seguridad colectiva de la Alianza y sus nuevas misiones. En estas circunstancias, la plena participaci'n de Francia y España en la Alianza, incluso en la nueva estructura de mandos, es un paso necesario al que damos la bienvenida. En este sentido, y en lo que se refiere a España, creo que se ha dado un paso fundamental con la decisi'n de las Cortes, en noviembre de 1996, de participar plenamente en la nueva Alianza. Ahora que los europeos se preparan para asumir mayores responsabilidades en el seno de la OTAN, no tendría sentido que dos países europeos clave no estuvieran plenamente integrados. Por otro lado, para que la OTAN pueda desempeñar un papel eficaz en beneficio de una mayor estabilidad europea, debe realizar una transformaci'n interna que refleje las nuevas realidades en el ámbito de la seguridad.

El proyecto de edificar un orden de seguridad justo y duradero para Europa no ha llegado aún a buen puerto. Pero vamos progresando. La Cumbre de la OTAN del pr'ximo mes de julio constituirá un hito en la construcci'n de esa nueva arquitectura de seguridad, con una OTAN dinámica en su núcleo. Llevar a cabo nuestra adaptaci'n interna, intensificar nuestra cooperaci'n con los socios de la Asociaci'n para la Paz, formalizar una asociaci'n estratégica con Rusia, ampliar el diálogo mediterráneo e invitar a uno o más socios a iniciar negociaciones de adhesi'n son medidas que contribuirán a edificar una Europa más unida que nunca. Gracias.