Evaluación del Diálogo Mediterráneo de la OTAN
Las actividades del Diálogo
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Mohamed Kadry Said ofrece una evaluación desde el punto de vista de los países del Sur del Diálogo Mediterráneo, a los diez años de su creación.
Trabajando con la OTAN: los egipcios, los jordanos ylos marroquíes (en la foto) han participado en lasoperaciones dirigidas por la OTAN en los Balcanes
En los diez años transcurridosdesde que la OTAN lanzó su Diálogo Mediterráneo tanto el entornoestratégico de la zona euroatlántica como Oriente Medio y el restodel mundo han cambiado hasta el punto de resultar irreconocibles. Apartir de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001contra Estados Unidos y de las campañas dirigidas por EEUU enAfganistán e Irak, la Alianza ha empezado a desempeñar un papelmucho más importante en la escena internacional, y parece que elconjunto de la región mediterránea y el Gran Oriente Medio seránlas áreas en las que probablemente se centrará su interés futuro.Dado que existe un evidente potencial para aumentar la implicaciónde la OTAN en esta parte del mundo, la Alianza debe desarrollar unarelación bidireccional con los países árabes e interesarse por susproblemas de seguridad.
Hasta ahora el Diálogo Mediterráneo de la OTANha tenido un carácter predominantemente político y ha servido parafomentar una mayor comprensión de las actividades de la Alianza enlos países del Diálogo, al tiempo que se analizaban las necesidadesde estos países en el campo de la seguridad. Durante todo esteproceso el intercambio de información a través del Grupo deCooperación Mediterráneo – un foro creado en la Cumbre de Madrid de1997 – ha constituido el principal núcleo del Diálogo. Por medio deeste Grupo los Aliados han mantenido debates políticos periódicoscon cada uno de los países del Diálogo por separado, en formato19+1 (ahora 26+1) o con los siete juntos - Argelia, Egipto, Israel,Jordania, Marruecos, Mauritania y Túnez - en formato 19+7 (ahora26+7).
A pesar de la naturaleza política de esteDiálogo como telón de fondo están presentes muchas cuestiones deseguridad importantes y graves. Los intereses económicos y laseguridad energética son cuestiones prioritarias dentro de lapolítica mediterránea de la OTAN, ya que el 65 por ciento delpetróleo y el gas consumido en Europa Occidental atraviesa elMediterráneo. Además, los analistas de seguridad llevan bastantetiempo prediciendo que la explosiva combinación de estancamientoeconómico y crecimiento demográfico que caracteriza al Norte deÁfrica provocará una serie de retos estratégicos para Europa enforma de inmigración ilegal e incluso terrorismo. Y laproliferación de misiles en Oriente Medio y el Norte de Áfricaafecta directamente a la seguridad y a la libertad de acción deEuropa en el Mediterráneo.
Pero desde el momento de su nacimiento elDiálogo Mediterráneo de la OTAN se ha visto perjudicado por elmismo motivo que todas las restantes iniciativas similares dediálogo y cooperación, como el Proceso de Barcelona de la UniónEuropea: la gran diferencia existente entre las expectativasrespecto al proceso por parte de los Aliados y de los paísesárabes. Da la impresión de que Europa y Estados Unidos creen que eldiálogo político, los debates y el intercambio de informaciónconstituyen un punto de partida para una relación destinada afomentar la confianza y estimular la cooperación. En cambio, lospaíses árabes prefieren empezar con las cuestiones más difíciles,especialmente las relativas al conflictoárabe-israelí.
Combatir el terrorismo y librar a OrienteMedio de las armas de destrucción masiva constituyeron lasprincipales prioridades de los países árabes durante los años 90,pero no puede decirse lo mismo de la OTAN. La falta de entusiasmoen la participación de los países árabes en el Proceso de Barcelonay en el Diálogo Mediterráneo se debe a los reveses sufridos por elproceso de paz en Oriente Medio. Las diferencias en los puntos devista han actuado como una barrera frente al pensamientoconstructivo para el futuro de la región.
Ya con el Concepto Estratégico de la Alianzade 1999 los países árabes que participan en el Diálogo Mediterráneopercibieron un cambio en las posibles misiones de la OTAN queimplicaba afrontar riesgos diferentes y variados, muchos de loscuales provendrían del sur. Resultaba inevitable que estainterpretación más amplia del mandato de la Alianza provocasenumerosos interrogantes entre los países meridionales sobre loslímites geográficos de las actividades de la OTAN. Y estosinterrogantes se han convertido en preocupación respecto a ladisposición de la Alianza – o de algunos Aliados en particular –para actuar sin el respaldo explícito de las Naciones Unidas, todoello a raíz de la intervención de la OTAN en Kosovo y de EstadosUnidos en Irak.
Las actividades del Diálogo
La Alianza debe desarrollar una relaciónbidireccional con los países árabes e interesarse por sus problemasde seguridad
Durante los últimos años la OTAN haimpulsado una serie de conferencias y seminarios pararepresentantes de la Alianza y de los países del Diálogo. Laprimera de esas conferencias (El futuro del DiálogoMediterráneo de la OTAN) se celebró en Roma en noviembre de1997, y fue seguida por otra en Valencia en febrero de 1999 (ElDiálogo Mediterráneo y la nueva OTAN). Si la Conferencia deRoma ayudó a identificar áreas cooperativas para el Diálogo, la deValencia supuso la primera oportunidad de que los embajadores delos países de la OTAN y de los seis Socios Mediterráneos sereuniesen para discutir el futuro.
Las actividades prácticas del Diálogoincluyeron becas institucionales, planes de emergencia civil ycooperación científica. En 1998 la Alianza invitó a los países delDiálogo Mediterráneo a que participaran en su Programa de BecasInstitucionales y desde entonces se han concedido anualmente cuatrode esas becas a países del Diálogo Mediterráneo. También se hanorganizado visitas a la sede de la OTAN de parlamentarios, líderesde opinión, académicos, periodistas y altos funcionarios de lospaíses del Diálogo Mediterráneo. Y se han celebrado, bajo losauspicios del Grupo Especial del Mediterráneo, diversos seminariosque han contado con la participación de legisladores de la OTAN, delos países del Diálogo Mediterráneo y de otros países, así como derepresentantes de organizaciones internacionales. Además, trespaíses del Diálogo han adquirido el estatus de observadores en laAsamblea Parlamentaria de la OTAN: Marruecos e Israel en 1994 yEgipto en 1995.
Diversos representantes de países del Diálogohan asistido a cursos sobre planes de emergencia civil tanto en laEscuela de la OTAN en Oberammergau como en otras sedes. Ycientíficos de esos países participaron también en seminarios deinvestigación patrocinados por la OTAN y en otras iniciativas en elmarco del Programa Científico de la OTAN.
El capítulo militar del Diálogo Mediterráneoincluye la presencia de observadores en maniobras marítimas yterrestres de la OTAN y la APP, visitas a las institucionesmilitares de la Alianza, intercambios de oficiales de Estado Mayory la participación en jornadas de trabajo. Y, fuera del contextodel Diálogo Mediterráneo, tres de sus miembros – Egipto, Jordania yMarruecos – han colaborado en las operaciones de apoyo a la paz dela Alianza en Bosnia-Herzegovina dentro de la IFOR y de la SFOR.Además, tropas jordanas y marroquíes intervienen actualmente en lasoperaciones bajo la dirección de la Alianza en la KFOR enKosovo.
Antes de los ataques terroristas del 11 deseptiembre de 2001 y de las campañas de Afganistán e Irak, lasintenciones respecto a una hipotética potenciación del Diálogoresultaban enormemente limitadas. Si exceptuamos un informeelaborado por la estadounidense RAND Corporation, las opinionestendían a centrarse en cuestiones referentes a cómo aumentar lafrecuencia de las discusiones políticas, ofrecer más oportunidadespara reuniones a nivel de embajadores, animar a los países delDiálogo para que organizasen eventos similares a las conferenciasde Roma y Valencia y establecer vínculos directos entre el EstadoMayor Internacional de la OTAN y las fuerzas armadas de los paísesdel Diálogo.
El estudio de la RAND, publicado en 1999 ytitulado El futuro de la Iniciativa Mediterránea de la OTAN:evolución y próximos pasos, incluía varias recomendacionespolíticas. Entre ellas se contaban las medidas destinadas areforzar la dimensión no gubernamental; reformular la agenda deseguridad de la región para que incluyera el terrorismo, laseguridad energética, el flujo de refugiados, los planes deemergencia civil y la proliferación de las armas de destrucciónmasiva; procurar desarrollar actividades prácticas sobre defensasimilares a las realizadas en la APP; convertir la actividadparlamentaria en un componente oficial del Diálogo; crear una redmediterránea de prevención de crisis y fomento de la confianza;realizar maniobras bilaterales; crear una red de estudios dedefensa sobre la OTAN y el Mediterráneo; e incrementar lafinanciación del Diálogo. El informe recomendaba también una futuraexpansión de la OTAN hacia el sur para “diluir aún más latradicional fijación de la OTAN respecto a Europa Central y abrirnuevas oportunidades de compromiso en el Sur”.
Pero el entorno de seguridad actual hacambiado tanto respecto al existente en los años 90 que ahora alevaluar las perspectivas futuras del Diálogo Mediterráneo han detenerse en cuenta tres aspectos fundamentales: la geografía, losmecanismos de cambio y el nuevo sistema de valores.
La geografía: A raíz del 11 deseptiembre y de las campañas de Afganistán e Irak el espacio decooperación potencial entre la OTAN y los países del Diálogo se haampliado hacia el este hasta Afganistán e incluso todavía más allá.Además, aunque los países del Diálogo se encuentran fuera del áreadel Atlántico Norte y por lo tanto no han formado parte del sistemade seguridad de la Alianza, las amenazas actuales estánconvirtiendo las fronteras físicas entre países en una limitaciónsin sentido. El ámbito geográfico de cualquier sistema de seguridadsupone un factor clave para sus operaciones de planificación,adiestramiento, mando y control, transporte estratégico einteligencia. La geografía puede llegar a dictar nuevos tipos demisiones y operaciones. Egipto, Jordania y Marruecos han trabajadobajo mando de la OTAN en los Balcanes, así que estos mismos paísespueden considerar la posibilidad de enviar tropas a la misión bajodirección de la OTAN que se desarrolla en Afganistán o de unirse alas operaciones de la Alianza en cualquier otro lugar para combatirel terrorismo y la proliferación de las armas de destrucciónmasiva.
Los mecanismos de cambio: Si lageografía se refiere al espacio físico, “los mecanismos de cambio”tienen que ver con el factor tiempo y con el grado de urgencia, laeficacia, el coste y los posibles efectos colaterales implicados.El “enfoque Clinton” respecto al Mediterráneo Meridional yOriental, que ponía el énfasis en el diálogo, los tratados, elfomento de la confianza y los incentivos económicos, se ha vistoreemplazado por políticas intrusivas, anticipatorias eintervencionistas. El intervencionismo levanta interroganteséticos, legales y políticos, al tiempo que presupone unaresponsabilidad regional e internacional respecto a laestabilización y la reconstrucción. Las campañas de Afganistán eIrak parecen haber provocado la aceleración del ritmo del cambioregional y originado una serie de iniciativas locales como losplanes para reformar la Liga Árabe, las reformas sociales,democráticas y relativas a los derechos humanos en Egipto, y ladecisión unilateral de Libia de eliminar todas sus armas dedestrucción masiva.
Un nuevo sistema de valores: Elplanteamiento intervencionista estadounidense respecto a OrienteMedio se ha visto acompañado por un intento de cambiar el sistemaregional de valores para alinearlo con los modelos democráticos deOccidente. Este proceso, junto al enorme desequilibrio de poderprovocado por la presencia militar norteamericana y por lasuperioridad demostrada a nivel armamentístico dentro de la región,puede provocar una mayor inestabilidad e incluso fomentar nuevosactos de terrorismo. Ante la necesidad de abordar los aspectosculturales de la seguridad y promover valores como la democracia,los derechos humanos y las sociedades libres, resultará aún másimportante desarrollar nuevos conceptos operativos y nuevasestrategias de seguridad entre la OTAN, los países del Diálogo ylos restantes actores regionales.
Mirando hacia el futuro
Del análisis de la situación global sedesprende la necesidad de hacer avanzar al Diálogo hacia lacooperación práctica en una serie de áreas nuevas entre las cualespodemos destacar:
La lucha antiterrorista: Este aspectodebería estar presente en el núcleo de cualquier estrategia decooperación sobre seguridad, con especial énfasis en las amenazascontra las infraestructuras de la industria energética. Lavulnerabilidad que presentan las rutas marítimas vitales hace quela amenaza de un terrorismo energético resulte muy realista. Unataque terrorista coordinado contra las instalaciones energéticasocasionaría una alteración del suministro de energía y podríaprovocar numerosas muertes.
Combatir la proliferación de las armas dedestrucción masiva: Esta área incluiría la cooperación para lainterrupción del tráfico por tierra, mar y aire de las armas dedestrucción masiva, sus medios de lanzamiento, sus componentes ylos materiales con ellas relacionados. El objetivo debe ser laadopción de procedimientos optimizados para el rápido intercambiode información sobre actividades sospechosas de proliferación y elincremento de la coordinación entre los países socios en losesfuerzos de interceptación de dicho tráfico.
Misiones de ayuda ante desastres y derespuesta ante crisis humanitarias: La experiencia de lareconstrucción en Irak ha demostrado la importancia de contar concierta capacidad de respuesta rápida que llene el paréntesis que seproduce en la ayuda humanitaria inmediatamente después del final deun conflicto. Este tipo de ayuda resulta esencial para las tareasde reconstrucción.
Retirada de minas: La retirada de minasse ha convertido en un componente esencial de las operaciones depacificación. Las minas no sólo provocan muertes y heridasterribles, también constituyen un obstáculo para el desarrolloeconómico de regiones enteras. Por eso la cooperación en este campopodría aumentar la solidaridad entre la OTAN y los países delDiálogo.
Operaciones de mantenimiento de la paz:El mantenimiento de la paz va a ser probablemente el área decooperación más importante y fructífera. Además de las actividadesde entrenamiento la cooperación en esta área puede extenderse alplaneamiento conjunto de fuerzas, a la creación de módulosregionales de mantenimiento de la paz y a la participación militaren misiones de ayuda ante desastres y de respuesta ante crisishumanitarias.
Operaciones conjuntas en los medios decomunicación: Debido a factores culturales, las operacionesconjuntas en los medios de comunicación pueden ayudar a fomentarlas deseables reformas económicas, militares ydemocráticas.
Construcción de infraestructurasregionales: En diversas partes de la región mediterránea noexisten las infraestructuras necesarias para comunicar entre sí losdiferentes países y poder realizar operaciones militares coneficacia. La construcción de carreteras, aeropuertos, y redesenergéticas e informáticas resulta vital para la seguridad y eldesarrollo regionales.
Resulta evidente que el Diálogo Mediterráneoha recorrido un largo camino durante los últimos diez años y, tal ycomo se pretendía, les ha dado a la OTAN y los países del Diálogouna oportunidad para empezar a conocerse mutuamente. En laactualidad constituye un medio eficaz para la puesta en común deinformación en todo el Mediterráneo, además de un foro de granutilidad para el fomento de la confianza. Igual que se amplió enuna ocasión para aceptar en su seno a Argelia, deben mantenerseabiertas sus puertas para futuras incorporaciones de otros países.Y teniendo en cuenta que Jordania, uno de los primeros miembros delDiálogo, no es estrictamente un país mediterráneo, tampoco deberíanexistir limitaciones geográficas para la admisión de futurosparticipantes, entre los que podrían llegar a contarse Irak,Líbano, Libia, Siria, otros Estados del Golfo e incluso Irán. Aeste respecto resulta instructivo el ejemplo de la Conferenciasobre Seguridad y Cooperación en Europa, que acabaríaconvirtiéndose en la Organización para la Seguridad y Cooperaciónen Europa y que procuró siempre y por encima de todo ser unainstitución abierta al mayor número de países posible.
Hasta la fecha el Diálogo Mediterráneo hatendido a mantener un perfil bajo dentro del contexto regional. Laprimera impresión de los países del Diálogo consistía en una mezclade sentimientos de crítica y aceptación, pues los objetivos últimosde esta iniciativa no estaban claros ni para los especialistas encuestiones de seguridad ni para el público en general. Para que elDiálogo alcance nuevos horizontes de cooperación y asociación habráque explicar la actual transformación de la Alianza en los paísesdel Diálogo y combatir la imagen equivocada que pueda haberprovocado el incremento en la capacidad de la OTAN de enviarfuerzas a escenarios lejanos. Y habrá que aumentar la proyecciónpública del Diálogo para conseguir que la opinión pública nacionalse muestre favorable hacia unas relaciones más estrechas con laAlianza. Quizás la misma OTAN quiera asumir el liderazgo en esatarea impulsando el debate sobre las posibilidades de convertirOriente Medio y las regiones adyacentes en una zona libre de armasde destrucción masiva.
Dado que la falta de progresos en el procesode paz de Oriente Medio ha constituido un factor prejudicial paralas iniciativas de la UE y la OTAN en la zona, estas dosinstituciones deberían considerar la posibilidad de asumir un papelde mayor protagonismo en la resolución de los conflictosregionales. Esto se podría conseguir, en primer lugar, forjando unentendimiento estratégico entre Europa y Estados Unidos sobre laforma de plantear las cuestiones de Oriente Medio, al igual que sehizo a principios de los 90 respecto a Europa Oriental y a laantigua Unión Soviética. Dicho entendimiento ayudaría a que elproceso se iniciase y potenciaría la ejecución de los acuerdos yanegociados, además de allanar el camino para una cooperación másintensa entre la Alianza y los países del Diálogo.
Mohamed Kadry Said es asesor militar ytécnico del Centro Al-Ahram para Estudios Políticos y Estratégicosde El Cairo (Egipto), y general retirado.