Intervención

del Presidente del Gobierno de España, José Maria Aznar<BR>en el Acto Conmemorativo

  • 23 Apr. 1999 - 01 January 0001
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  • Last updated 06-Nov-2008 02:21

No es frecuente que una Alianza celebre su cincuenta aniversario. La historia nos muestra que aquéllas que surgieron entre naciones desaparecieron una vez logrados -o frustrados- los limitados objetivos que las promovieron.

Los objetivos que hace cincuenta años se plantearon los aliados no eran limitados, sino permanentes: la defensa de los derechos humanos, de la libertad individual, de la democracia sin adjetivos. Por eso, hoy, reunidos en la ciudad que vio nacer a la Alianza Atlántica, tenemos el privilegio de celebrar un éxito.

Doy afectuosamente la bienvenida a los tres nuevos aliados que se incorporan a un empeño conjunto. Agradezco al Presidente de los Estados Unidos de América su hospitalidad y el esmero con el que ha preparado esta Cumbre.

Hace apenas dos años, con motivo de la Cumbre de Madrid, y a la vista de lo que se ha denominado arquitectura de seguridad, decía que la antigua frase lapidaria de "Si quieres la paz, prepara la guerra" podía sustituirse por "Si quieres la paz, garantízala".

Afirmé también que la Alianza Atlántica había servido fielmente a tal premisa. Hemos querido la paz, y por medio de ella la hemos garantizado. La Alianza se había mostrado como un trascendental foro de negociación de la diplomacia preventiva.

Añadí entonces que pertenezco a la primera generación que no ha vivido los horrores de la guerra ni ha padecido las secuelas que de ella se derivan.

Hoy, cuando en el viejo solar europeo la Alianza está llevando a cabo una acción militar de profundo significado, tengo que reafirmarme en el sentido de mis palabras.

La Alianza Atlántica está siendo el instrumento que nuestros pueblos -los pueblos que más velan por los derechos humanos y por la libertad- han decidido utilizar para acabar con la ignominia de quienes atentan contra la paz al despreciar la dignidad del hombre.

Me siento orgulloso de pertenecer a esta generación, lo cual me alivia la pesadumbre de tener que adoptar decisiones no queridas por nadie, pues están dictadas por el dolor y el sufrimiento de las gentes.

Esta Cumbre, que no es colofón del siglo XX, sino umbral del siglo XXI, transcurre en momentos difíciles.

Pero es ahora cuando en verdad se acrisolan los principios que nos hacen fuertes: la cohesión, la determinación, el compromiso con la defensa de los derechos humanos.

Es ahora cuando debemos tener la visión de quienes se reunieron en esta ciudad hace medio siglo para que nuestra Alianza siga uniendo las dos orillas del Atlántico en el siglo XXI.

Es ahora cuando empezamos a garantizar la paz y la libertad para nuestros hijos.

Señores Jefes de Estado y de Gobierno, en este 23 de abril, aniversario de la muerte de D. Miguel de Cervantes, no puedo dejar de recordar una de las más famosas frases del Caballero de la Mancha:

"La libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los Cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra y el mar encubre; por la libertad se puede y se debe aventurar la vida".

Esta Alianza ha sido un éxito por haber sabido defender con realismo este sueño de Don Quijote. De nosotros depende que lo siga siendo en el siglo que comienza.