Speech
by
José Maria Aznar,
President of the Government of Spain
at the NATO-Russia Council
Quiero empezar felicitándoles y felicitándome
por esta ocasión en la que por primera vez se reúne
el Consejo OTAN-Rusia, y quiero también agradecer al
Primer Ministro Berlusconi su hospitalidad e iniciativa de acoger
esta reunión.
Rusia se incorpora hoy a la comunidad transatlántica.
Se cierra así un paréntesis de la historia europea.
Cuando me refiero a la comunidad transatlántica no estoy
haciendo mención únicamente a ese inmenso espacio
que se extiende de Anchorage a Vladivostok, sino muy especialmente
a esa profunda identidad en los valores mas básicos de
nuestras sociedades, que constituyen el cimiento mismo de esta
Cumbre.
Hoy son los valores, por encima de supuestos equilibrios geoestratégicos,
los mas decisivos a la hora de forjar alianzas y de generar
prosperidad. Algo nuevo e inmenso y que sin embargo nos estamos
acostumbrando a considerar ya como habitual. Por ello, la comunidad
atlántica se abre a la participación de quien
este dispuesto a colaborar a la construcción del paz.
En este sentido, quisiera mostrar mi aprecio a la noble y esforzada
tarea que, mi amigo, Vladimir Putin, ha realizado y realiza
para situar a Rusia, de forma definitiva, en el lugar que Ie
corresponde a una de las naciones que mas han contribuido a
enaltecer el destino del ser humano.
Superadas las tentaciones totalitarias, la historia nos lega
dos lecciones claras: la necesidad de firmeza en la defensa
de unos valores que no se defienden por sí solos y la
transcendencia del vinculo transatlántico para el éxito
en tal tarea. Aprendamos bien ambas.
La OTAN es un instrumento fundamental para el éxito
de esta misión, y puesto que ya no existe enemigo del
este, resulta obvia la necesidad de proceder a su urgente transformación
para hacer frente, a las nuevas amenazas a la libertad que todavía
persisten. En muchos ámbitos la eficacia de esta cooperación
solo puede lograr un éxito pleno si se realiza a 20,
incorporando a Rusia en pie de igualdad junto con el resto de
los aliados. Tenemos ante nosotros una oportunidad de enorme
transcendencia que debemos saber aprovechar.
Que nuestro enemigo común parezca mas débil no
debe llevarnos a creer que podemos relajar nuestro esfuerzo.
Como vimos el 11 de septiembre, muy pocos medios pueden causar
mucho daño si se carece de principios eticos la carencia
de dichos principios es, precisamente, uno de los rasgos distintivos
del terrorismo.
Si la triste experiencia de los Balcanes nos advierte del peligro
que aun se encierra en los nacionalismos excluyentes, los ataques
terroristas de Nueva York nos recuerdan que no podemos esperar
sentados a ser agredidos, sino que debemos estar preparados
para actuar alía donde sea precise para prevenir el daño
y disuadir al enemigo potencial.
Emprendamos conjuntamente una revisión de nuestras evaluaciones
de amenaza, que tan radicalmente se han visto transformadas.
La seguridad ante los riesgos y amenazas de estos principios
del siglo XXI solo pueden construirse sobre unas bases compartidas.,
Si no otorgamos una prioridad fundamental a luchar contra estos
riesgos y buscamos la manera de actuar coordinadamente para
prevenir su concreción, estaremos faltando a nuestra
responsabilidad como gobernantes.
Este Consejo OTAN-Rusia nos abre una oportunidad única
en la consecución de este objetivo.
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