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Discursode D. Llus Maria de Puig
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La Asamblea de la UEO y la Organizacin del Tratado del Atlntico Norte les han convocado aqu para llevar a cabo una reflexin sobre lo que llamamos la Identidad Europea de Seguridad y de Defensa, o sea, para tratar sobre cmo organizamos la paz en Europa y en el mundo en esta hora de sistemas obsoletos, de cambios vertiginosos y de nuevos desafos.
Nos ha parecido el momento oportuno, ste en el que estamos intentando, desde distintos mbitos, definir al detalle los conceptos y principios establecidos en las cumbres de Amsterdam y Madrid y tratando de traducirlos a la realidad poltica, jurdica y operativa, nos ha parecido el buen momento, digo, para realizar el ejercicio de intercambio de ideas e informaciones en la materia que nos proponemos en este coloquio.
Y se ha escogido Madrid por pura coherencia con las decisiones sobre la IESD que se tomaron en julio pasado en esta capital. Reflexionemos pues en Madrid sobre los acuerdos que tom la OTAN en Madrid.
No sera quien les habla persona de urbanidad si en este punto no diera las gracias pblicamente a quienes nos han permitido planificar, organizar y realizar este coloquio. Debo agradecer pues en primer lugar al Secretario General de la OTAN, D. Javier Solana, y a sus servicios por la cooperacin dispensada en la organizacin del coloquio. Mi reconocimiento tambin al Presidente del Congreso de los Diputados, D. Federico Trillo, que fue, desde el primer momento, un agente decisivo en la materializacin de este evento, cuya apertura hoy preside. Gracias a su concurso, la casa de la democracia espaola nos acoge hoy con toda su solemnidad y eficacia, lo que es muy de agradecer. Finalmente, los buenos oficios de la Delegacin espaola ante la Asamblea de la UEO y de su Presidente, el Senador D. Jos Luis Lpez Henares, permitirn que este coloquio tenga los complementos de hospitalidad necesarios, entre los cuales una recepcin esta misma tarde, que nos ofrece el Ayuntamiento de Madrid y su alcalde, a quien agradecemos igualmente su deferencia.
Seoras y Seores:
Hemos venido a hablar de la IESD y me van a permitir unas consideraciones iniciales sobre el tema que yo deseara fueran susceptibles de generar debate y de provocar cierta reflexin.
Primero una nota de perspectiva histrica. Todos ustedes estarn de acuerdo conmigo en que estamos saliendo de un proceso de aceleracin histrica sin precedentes. La mutacin revolucionaria del 89 ha supuesto una transformacin geoestratgica de gran magnitud, de rapidez imprevisible y agobiante. Nos encontrbamos hace diez aos tratando de elaborar un Tratado de Unin Europea y de bajar la tensin Este-Oeste con medidas de desarme. De pronto cae el muro, cae el sistema del PCUS, los regmenes comunistas, la propia Unin Sovitica y el Pacto de Varsovia, y la Guerra Fra se convierte en una realidad del pasado. Alemania se unifica, Rusia inicia un proceso complejo de refundacin, Yugoslavia estalla. El cambio es colosal. Desaparece el gran peligro del enfrentamiento entre bloques, pero aparecen multitud de problemas concretos. No existe ya la gran amenaza, pero nos encontramos con enfrentamientos en el Cucaso, en Chechenia y con el desastre de los Balcanes, Croacia, Serbia, Bosnia, Albania y ltimamente Kosovo.
Con perspectiva histrica, la operacin desde 1989 ha sido impresionante. Tanto que algunos creyeron que estbamos en el fin de la historia o, como mnimo, ante un nuevo panorama de crisis entre civilizaciones del que un conflicto como guerra del Golfo -que, digamos de paso, ocurri en esta ltima etapa- sera un exponente paradigmtico.
Estos fenmenos tremendos sucedieron en muy poco tiempo. A este terremoto hubo que hacer frente desde Europa como se pudo y como se supo. En la vorgine del cambio se cometieron errores, sin duda, pero creo sinceramente que, dada la profunda dimensin radical del proceso, se hizo un esfuerzo enorme para que la situacin no degenerara en un caos de consecuencias imprevisibles. A pesar de las improvisaciones, las vacilaciones y los desacuerdos, la UE, la OTAN, la CSCE, el Consejo de Europa y la UEO, todas las instituciones europeas y euroatlnticas cumplieron un trabajo que, visto retrospectivamente me parece netamente positivo.
La opinin pblica europea, ante la tragedia de Bosnia y la inestabilidad en los Balcanes o en el Cucaso, ha criticado a gobiernos e instituciones por no haber evitado el enfrentamiento intertnico en la ex-Yugoslavia, o por haber tardado demasiado en tomar decisiones en determinados momentos difciles. Tienen razn estos ciudadanos. No siempre hemos estado a la altura de las circunstancias. Europa como tal ha fallado ms de una vez en los ltimos aos. Hay que reconocer que no fuimos capaces de atajar el problema en Bosnia hasta que nuestros amigos americanos y la OTAN decidieron intervenir. Y se acab la guerra en dos das. No el problema, pero s la guerra.
NI la UE ni la UEO -que no era en aquellos momentos lo que es hoy- pudieron evitar el enfrentamiento blico. Es cierto que falt unidad poltica para hacerlo, pero tampoco existan los mecanismos ni el operativo necesarios para realizarlo. El conflicto de Bosnia puso de relieve de una manera rotunda y percutante la fragilidad de Europa. Hasta un conflicto relativamente reducido como el de Albania demostr esta fragilidad. No hubo acuerdo para mandar la UEO a Albania y en la UE se tard un mes en tomar una decisin.
El desarrollo de una IESD era una opcin tan discutible como otra si slo atendamos a su vinculacin con la UE o a una institucionalizacin ms armnica de la Europa federal, etc.; sin embargo, las crisis vividas y situaciones como hoy la de Kosovo la convierten en una necesidad, en un imperativo. Si de verdad queremos asegurar la paz en Europa y preparar Europa para contribuir al mantenimiento de la paz en el mundo, debemos contar con las voluntades y las capacidades que nos permitan actuar con coherencia y eficacia. Es decir, instituciones polticas, garantas jurdicas, proceso de toma de decisiones, mandos, armas, tropas, logstica. O sea, el aparato militar necesario. Si Europa no se decide a contar con todo eso, no ser nunca capaz de enfrentarse ni siquiera a sus propias crisis.
La situacin creada por la evolucin de Europa desde 1989 nos planteaba la necesidad de establecer un nuevo sistema de defensa y seguridad y una nueva arquitectura institucional europea. En realidad, mucho antes de 1989, se haban avanzado ya algunas ideas.
Recordemos que el Tratado de Bruselas modificado de 1954 prevea una cooperacin entre la OTAN y la UEO. Poca gente recuerda que fue John Kennedy quien habl por primera vez de un pilar europeo en la Alianza Atlntica. Por su parte la C.E., en el Acta nica Europea, hablaba ya de una PESC, por no hacer referencia al proyecto de CED, que no fue posible a principios de los cincuenta.
Con estos precedentes pues, en el Tratado de Maastricht se mencionaba el proyecto de una defensa comn europea; se revitalizaba la UEO y se creaban fuerzas multinacionales diversas a disposicin de OTAN y UEO. La voluntad de dar a la Unin Europea una dimensin de defensa y seguridad hizo incluso concebir la idea de integrar rpidamente la UEO en la UE. Tal posibilidad fue considerada en la CIG e incluso defendida por un elevado nmero de pases, entre otros el nuestro, para introducirlo en el Tratado de Amsterdam.
ste, sin embargo, a pesar de suponer una asuncin de mayor responsabilidad del Consejo europeo en materia de defensa y seguridad, no establece ms que el recurso a la UEO ante una crisis para que sta acte por cuenta de la Unin. Pero no hay ni fusin ni integracin.
Por su parte la OTAN en Berln en 1995, y especialmente en la Declaracin de Madrid, asume el concepto de IESD y reconoce a la UEO como la institucin que la representa. Va incluso ms all. Se compromete a desarrollarla en su seno y pone a disposicin sus medios para operaciones bajo el control poltico y la direccin estratgica de la UEO.
Tal es hoy la situacin y el punto de partida hacia el futuro. Estos das vamos a tratar ampliamente de ello. Permtanme evocarles muy sucintamente algunos principios que en la Asamblea de la UEO consideramos bsicos cuando hablamos de la IESD.
Uno de ellos es que la IESD no puede realizarse sin o al margen de la UE. Hoy por hoy no cabe hablar de una insercin de la UEO en la UE. La poltica de ampliacin lo ha hecho muy difcil. Sin embargo, es en el marco de la Unin donde puede definirse la poltica exterior de la Comunidad, que constituye el fundamento de toda IESD. Conviene, pues, asociar estrechamente la accin de la UEO a la UE, aunque sta no siempre est dispuesta a colaborar. Los gobiernos han expresado su deseo de cooperacin, pero hasta hoy la experiencia es muy negativa.
Para que se comprenda bien lo que quiero decir, recuerdo que en la Comisin y en el Parlamento Europeo no ha habido hasta el presente, con una reciente excepcin del Comisario Van der Broek y del eurodiputado Leo Tindemans, gran posibilidad de cooperacin entre la UEO y la UE. Creo que es un error por parte de la UE y que debemos presionar para que, desde la Unin, comprendan su propio inters en participar. No crean que exagero. Aqu, hoy, entre nosotros, no hay representante alguno de la UE ni del PE. Los hemos invitado, Una vez ms, se han excusado. Si es preciso podemos decir a qu personalidades hemos invitado. Lo cierto es que, por paradjico que parezca, vamos a pasar dos das discutiendo sobre la IESD sin que quienes debieran ser los ms interesados estn aqu. Sin poder escuchar a los representantes de la UE. Desgraciadamente, estas miserias institucionales existen y constituyen tambin una de las fragilidades del proyecto europeo. La UE debera abrirse a una mayor cooperacin.
Considero, por ejemplo, inaplazable la cooperacin europea en materia de armamentos, que interesa desde el punto de vista poltico-militar a la UEO y, desde luego, en el mbito industrial a la UE. As mismo, me parece necesario que la UE tenga en cuenta la poltica de Defensa y de Seguridad en sus planes de ampliacin, si es que de verdad quiere que algn da exista una defensa comn.
En cuanto a la IESD en relacin a la OTAN, creo que la Declaracin de Madrid representa un salto cualitativo enorme y una autntica nueva va para los europeos. No se trata, como en otros tiempos, de una cooperacin en el control de armamentos o la alianza defensiva; se trata de la accin por la paz y la justicia en Europa y en el mundo, es decir la cooperacin en la accin poltica y militar.
Por otra parte, el concepto de fuerzas separadas pero no separables, as como el de Fuerzas Operativas Combinadas Conjuntas, ofrecen una posibilidad para la UEO que sera casi imposible de garantizar sin el concurso de la OTAN. Y si bien es cierto que los pases miembros de la UEO son tambin los copropietarios de la OTAN, no lo es menos que el peso fundamental lo aportan los Estados Unidos, de manera que si los europeos desean de verdad un reparto ms amplio de responsabilidades y de mando militar, debern aumentar su participacin en los cargos financieros de la Alianza.
Est claro, por lo dems, que slo habr una verdadera Identidad Europea en la OTAN, en la medida en la que esta identidad exista fuera de la Alianza. En este sentido, pienso que la UEO es el marco normal en el que tal identidad puede constituirse en el plano militar. Ello implica que la poltica de ampliacin de la UEO sea coherente con la de OTAN, que prosiga con el esfuerzo de la UEO para dotarse de los medios necesarios para una accin militar y que el estatuto de la FOCC se concrete y se ponga en marcha.
Este modelo de IESD, en cooperacin con la OTAN y de realizacin en la UE, constituye de hecho la frmula diseada en el tratado fundacional de la UEO. La IESD es factible y puede ser enormemente fecunda con el apoyo de todos.
Thierry de Montbrial opone al concepto de IESD la idea de que lo que hay en Europa es precisamente una crisis de identidad. Algo de eso hay, ciertamente. Los solapamientos de instituciones, la inconcrecin de los confines geogrficos, el hecho de que seamos infinitamente ms invertebrados que los estadounidenses y que cuenten todava mucho entre nosotros los nacionalismos, muestran las dudas, las diferencias y las dificultades de establecer la identidad comn. Pero existe una voluntad mayoritaria que quiere ms Europa, que va superando poco a poco los obstculos y va reforzando tozudamente esta identidad, como hemos visto hace dos das con la moneda nica.
Lo que conviene, y tambin en el caso de la Defensa y la Seguridad, es que las dinmicas propias de cada institucin y, especialmente, su ampliacin, no comprometan un proceso que debera permitir a Europa desempear el papel que le corresponde en el mundo por su poblacin, por su prosperidad y por su historia.
Muchas gracias.